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Al afrontar situaciones en las que tiene sentido preguntarse si, de las diferentes acciones posibles, hay una que sea preferible debido a que ella es buena, nos estamos encontrando con circunstancias en las que la moralidad tiene influencia directa. De acuerdo con el diccionario de la RAE lo moral es lo “perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva” , por lo que el aspecto moral surge en la cotidianidad al momento de decidir actuar de una determinada manera justificados en que esta sería buena. Estas decisiones son muy importantes en nuestra vida diaria, guían en gran medida la forma en que nos relacionamos con los demás, nos constituyen como individuos y pueden incluso llegar a tener consecuencias legales.
Dicha importancia en la vida de las personas la ha convertido en un campo de estudio de diversas disciplinas. En el presente artículo se buscará evidenciar como el estudio filosófico de la moral, tradicionalmente presentado desde las teorías éticas, se relaciona, diferencia y complementa con el trabajo en psicología moral.
Antes de iniciar la explicación de cómo se diferencian los estudios entre Psicología y Filosofía moral, es necesario enfatizar que estas disciplinas no son contradictorias. Si bien cada una tiene pretensiones y alcances diferentes, tal y como se señalará en la sección “¿Cómo se complementan mutuamente la psicología moral y la teoría ética?” las dos ramas cooperan activamente para la comprensión interdisciplinar del fenómeno moral. En procesos de formación éticos y morales la información otorgada por ambas disciplinas es clave y, en la medida que como profesionales conozcamos más a profundidad los enunciados de cada una de ellas, tendremos una mejor práctica y podremos incentivar el desarrollo moral tanto de nuestros usuarios, estudiantes y colegas.
Conozca más sobre cada una de estas temáticas:
Teoría ética
En nuestro portal encontrará artículos dedicados a las principales teorías éticas, tales como la ética de la virtud aristotélica, la ética deontológica kantiana, el utilitarismo clásico y la ética del cuidado.
Psicología moral
Le presentamos una introducción a las principales temáticas en Psicología Moral mediante artículos que presentan los principales postulados y resultados de investigación en este campo aplicado de la profesión.
Al momento de preguntarse por “¿qué es lo bueno o lo correcto?” usualmente se recurre a tres tipos de fuentes para determinarlo: una exploración desde la teoría ética filosófica, un análisis desde los principios (bio)éticos y, finalmente, un contraste con la normatividad deontológica. Los contenidos expuestos en cada una de estas fuentes, cuyo correcto uso puede explorarse en nuestro Modelo de Tres Niveles, tienen como aspecto común una preocupación normativa por la moralidad. En ellos, se lleva a cabo un abordaje principalmente guiado por el deber ser, por una pregunta sobre cómo deberían comportarse los sujetos.
Sin embargo, estas relaciones también son una cuestión de hecho: las preguntas morales ocurren en la vida de las personas. Este hecho empírico las ha convertido en un campo de estudio de diversas disciplinas y, en especial, de la psicología moral. Esta rama de la psicología es un campo interdisciplinar que estudia los factores que inciden en las decisiones y actuaciones ante situaciones que involucran asuntos morales; el desarrollo moral; discute el origen y estatus de términos como agencia moral, identidad moral, carácter moral.
En el estudio de los comportamientos morales, la principal diferencia existente entre la psicología y la filosofía se encuentra dada en el tipo de conocimiento con el que cada una trabaja. Por una parte, la psicología estudia los hechos empíricos que acompañan la toma de una decisión moral, haciendo claros y evidentes los procesos relevantes que conllevan a la toma de una posición moral. Por la otra, la filosofía busca establecer una normatividad -un deber ser- de la acción que pueda delimitar las entre las correctas e incorrectas; permitiendo, ante una circunstancia, decidir cuál sería una buena acción. De esta manera, mientras que la psicología respondería la pregunta “¿Cómo decide un sujeto si un comportamiento es bueno?” la filosofía se estaría preguntando por “¿Cómo justifica un sujeto si un comportamiento es bueno?”; se tiene una tensión entre la descripción de los procesos psicológicos que llevan a emitir un juicio moral y la formulación del deber ser, la normatividad, que debería guiar los juicios morales.
La idea fundamental es esta: las disciplinas empíricas apuntan a una teoría de descripción y explicación causal. La filosofía moral apunta a una teoría normativa de la prescripción y la justificación. Estos son asuntos diferentes; mezclarlos es un error conceptual, que resulta en confusiones o en algo peor. Como un asunto conceptual, ninguna cantidad de información acerca de cómo la gente efectivamente se involucra en el pensamiento normativo puede hacer una diferencia sustancial en la manera que lo deberían hacer.
Rini, 2013Este argumento, identificado como la “tesis de la autonomía” por Nagel (1978) y que puede rastrear sus orígenes en el Tratado de la naturaleza humana de David Hume (1973/200), indica a grandes rasgos que cada rama de estudios es plenamente independiente: no es posible inferir desde una descripción objetiva de los hechos un deber ser, una normatividad. Al llevar a cabo la descripción objetiva, nos encontramos con cuestiones de hecho que no se encuentran sometidas a ningún juicio desde el deber. Al estudiar un fenómeno natural como la rotación de la tierra no nos preguntamos por intenciones, responsabilidad o deberes de nuestro planeta que expliquen el comportamiento; la explicación científica producida no es de tipo teleológico sino causal. Por su parte, una descripción normativa implica que existe un objetivo que debe ser alcanzado y hacia el que deberán dirigirse las acciones, pero el que los hechos ocurran objetivamente de una manera es insuficiente para garantizar que la descripción normativa corresponderá con ellos. Como ejemplo, podemos identificar y describir las causas neurobiológicas y ambientales que llevan a alguien a convertirse en un asesino en serie sin que por ello contemos con una explicación normativa de su actuar; aun sabiendo que ocurre en su cerebro seguiremos considerando las acciones como reprochables y consideraríamos que la persona no debería actuar así.
Sobre el comportamiento moral pueden tomarse ambas perspectivas de estudio, la psicológica y la filosófica. El estudio psicológico tomará la perspectiva empírica sobre los diferentes acontecimientos del razonamiento moral que incluye, entre otros, su desarrollo, formación, “métodos, modelos y evolución” (O’Connor 2019). Por su parte, el estudio filosófico se preocupará por la normatividad subyacente y encontrar la manera en que las personas deberían comportarse para ser buenas, cómo al momento de afrontar una situación moral tomar la decisión correcta y, en general, cuál debería ser el comportamiento que se considere como éticamente aceptable. De esta manera se podría considerar que, del mismo modo en que no es posible derivar desde los hechos un deber ser, existirá una separación lógica entre la descripción psicológica y la filosófica.
Sin embargo, como se verá en la siguiente sección, esto no quiere decir que ambas ramas de estudios deban permanecer completamente independientes; lo que muestra este argumento es que se debe tener cuidado con las conclusiones que se extraigan de los estudios empíricos. La psicología moral, al ser una rama de estudio interdisciplinar, requiere reconocer y alimentarse de los conocimientos y condiciones ambientales que hacen parte de nuestros procesos morales. A pesar de que la brecha lógica existe entre las disciplinas, somos sujetos que ejercemos constantemente juicios morales así tengamos o no conocimientos sobre la normatividad ética. Estos juicios son una parte constitutiva de nuestra experiencia de vida y no pueden ser ignorados. Así, queda abierta la pregunta por cómo debe ser tenida en cuenta esta evidencia empírica, producida desde la psicología y otras ciencias humanas y sociales, en la formulación y aplicación de la teoría ética.
Si bien esta división lógica y epistemológica existe entre ambas formas de estudio, esto no quiere decir que los conocimientos adquiridos en cada una de ellas no puedan ser de utilidad para la otra. En el artículo de Hanno Sauer “Between Facts and Norms: Ethics and Empirical Moral Psychology” (2017) , el autor reconstruye algunos de los principales debates de la historia de la filosofía moral y muestra las formas en que algunos de los principales temas de discusión ética pueden verse alimentados por estudios específicos de psicología moral. Después de una extensiva comparación concluye que al momento de intentar construir un puente entre ambas disciplinas:
- Los datos empíricos pueden adquirir relevancia normativa al rebatir las presunciones empíricas de varias teorías éticas acerca del tipo de criatura que somos.
- La psicología moral empírica puede descubrir que la etiología de nuestras intuiciones morales algunas veces rebate su justificación.
- A menudo, pero ciertamente no con suficiente frecuencia, la información empírica puede desarrollar relevancia normativa al permitirnos usar esta información para la mejora reflexiva de nuestro juicio y agencia moral (Rini 2013).
- Evitar las generalizaciones apresuradas y radicales. (Sauer, 2017. Págs 21-22; traducción propia)
De esa manera, una sólida fundamentación de psicología moral permitirá construir teorías éticas que sean cada vez más consistentes y coherentes con nuestra realidad. Al reconocer con mayor claridad el tipo de criatura que somos, podemos hacer una descripción que parta de los presupuestos correctos para construir una teoría. Por ejemplo, sin una teoría de psicología moral, podríamos construir argumentos desde la mera observación y experiencia propia acerca de si el ser humano es un sujeto egoísta o cooperativo, así como lo que significan estas palabras, sin poder determinar cuál de estas afirmaciones son coherentes con la realidad. Al contar con una psicología moral fuertemente desarrollada podremos dar cuenta de las actitudes sociales y la forma en que afectan nuestra toma de decisión, y así determinar cuál de los dos presupuestos se encuentra respaldado por la evidencia. Una teoría ética que se construya bajo supuestos empíricos falsos no será sustentable y, por ende, un estudio psicológico fuerte tendrá la capacidad de refutar, revisar o replantear la construcción de teorías filosóficas que partan de presupuestos no demostrados empíricamente.
Además, se debe tener en cuenta que la psicología moral estudia también los procesos para la construcción de juicios e intuiciones morales, esclareciendo y mostrando de manera explícita los procesos que ocurren para que los diferentes juicios se hagan presentes. En la tradición filosófica el modelo de evaluación y construcción del juicio moral se encontraba explicado mediante un marco racional para la toma de decisión, pero este proceso no incluye el rol de las intuiciones morales al momento de construir los juicios (Zollo, Pellegrini & Ciappei, 2017). Al incluir dichas intuiciones y reconocer que pueden encontrarse en una etapa previa a la reflexión, los procesos propuestos para la evaluación y juicio ético pueden verse alterados.
Algunas de las preguntas que quedan abiertas para la teoría ética por la exploración psicológica de la moralidad son ¿Cómo afecta la intuición un cálculo utilitarista? ¿Es realmente universalizable una norma moral ante la existencia de diferentes intuiciones? ¿puede formarse una virtud? Solo mediante una correcta comprensión de los procesos cognitivos se podrá construir una teoría moral que permita llegar a juicios correctos; esto sin olvidar que dicha comprensión no implica su validación normativa, sino que deberá ser tenido en cuenta al momento de construir los procesos de evaluación.
También, un aprendizaje clave al explorar las investigaciones en psicología moral y teoría ética es que las generalizaciones suelen estar equivocadas. Al presuponer rastros en el comportamiento de las personas, asumir que existen diferentes juicios que se comparten por todos los sujetos, extrapolar de nuestra experiencia individual una forma de ser general o no tener cuidado en las diferencias individuales y la naturaleza de nuestra cognición se podrá terminar en la construcción de falacias morales. Este cuidado se debe tener tanto a nivel teórico como a nivel personal. En el nivel teórico, implica un estudio cuidadoso de los resultados de investigación y producción, tanto a nivel normativo como empírico, para ofrecer conocimientos que permitan articular los discursos y avanzar en la comprensión de los diferentes aspectos de la moral. A nivel personal implica tener una actitud crítica ante los juicios generales que podemos poseer, informarlos con múltiples fuentes, intentar utilizar los resultados empíricos de una forma que sea deseable, evaluar si nuestros presupuestos normativos se sostienen ante la información que obtenemos desde la psicología y, en general, entender que la visión moral se encuentra en un proceso de construcción informado desde dos grandes ramas del conocimiento.
A pesar de la existencia de una brecha epistemológica entre los conocimientos de la teoría ética y la psicología moral, ambos podrán y deberán alimentar nuestra comprensión de la moralidad
- Hume, D. (1739/2000). “Book III, Part I, Section I” in A treatise of human nature. Oxford: Oxford University Press
- Nagel, Thomas. 1978. Ethics as an autonomous theoretical subject. In Morality as a biological phenomenon, ed. G. Stent, 198–208. Berkeley: University of California Press
- O'Connor, Cailin. (2019). Methods, Models, and the Evolution of Moral Psychology.
- Rini, R. A. (2013). Making psychology normatively significant. The Journal of Ethics, 17(3), 257–274.
- Sauer, Hanno (2017) Between Facts and Norms. Ethics and Moral Psychology. In: Voyer, B. and Tarantola, T. (eds.), Moral Psychology. A Multidisciplinary Guide. Springer USA, 5-29. Disponible en Researchgate
- Zollo, L., Pellegrini, M., & Ciappei, C. (2017). What Sparks Ethical Decision Making? The Interplay Between Moral Intuition and Moral Reasoning: Lessons from the Scholastic Doctrine. Journal of Business Ethics, 145(4), 681.