Para Bandura, la agencia moral se manifiesta en el desarrollo de acciones humanitarias, así como en la resistencia ante actos de carácter inhumanitario. En ese sentido, el fenómeno de la desconexión moral se entiende como un empobrecimiento de la agencia moral que se expresa en la falta de remordimiento ante el daño realizado, o bien en la frialdad e indiferencia ante el daño y el sufrimiento provocado por otros. La desconexión moral no es, sin embargo, un proceso gratuito, sino que es el resultado de múltiples creencias y prácticas en las que juega un papel fundamental la interacción social y los estándares morales de la comunidad o el grupo al que se pertenece. Según el autor, existen diferentes mecanismos de desconexión moral como la difusión o desplazamiento de la responsabilidad, minimizar los efectos injuriosos de las propias acciones, deshumanizar a la víctima, entre otros. No obstante, lo que todos estos tienen en común, bien sea que tengan lugar en términos individuales o colectivos, es que constituyen mecanismos justificadores que frenan el papel de la auto-regulación o la auto-sanción.