- Reconocer y priorizar el valor de la vida, la dignidad humana y los derechos fundamentales de toda persona, independientemente de su pertenencia a una comunidad, institución o grupo específico.
- Aceptar el cuidado del otro como un componente fundamental de una buena sociedad. Es un imperativo moral romper el ciclo de la violencia en Colombia y reemplazar toda relación de fuerza y deshumanización del otro por relaciones de respeto mutuo, entendiendo que cuidar al otro (conocido o desconocido) es cuidarnos a nosotros mismos.
- Comprender que el tejido social no puede construirse ni repararse mediante acciones de violencia, manipulación y dominación. Estos procesos impiden la construcción de un diálogo entre las partes, que permita reconocer y promover la convivencia pacífica entre distintos ideales y propuestas de
sociedad . - Dialogar de manera argumentativa, afectiva y efectiva, de tal modo que puedan reconocerse las voces, necesidades y llamados de todos los miembros de la sociedad, especialmente las personas más afectadas por las condiciones de desigualdad e inequidad. Es indispensable lograr consensos sobre lo primordial para preservar la vida y garantizar la construcción de una sociedad en que todos los ciudadanos, sin exclusión alguna, puedan tener vidas decentes.
- Recordar que toda acción y postura debe ser guiada por principios éticos fundamentales como: la autonomía, desde donde se reconocen múltiples posibilidades de autodeterminación; la no-maleficencia, por la que toda acción debe llevarse a cabo evitando producir daños; la beneficencia, que exige como criterio la intención de generar un beneficio a todos los actores involucrados, y, la justicia, que nos recuerda reconocer a los otros sin ningún prejuicio, dando prioridad a quienes más lo necesiten.
Así mismo, nos unimos a los llamados de las instituciones promotoras de este proyecto: